Os presentamos a nuestra tercera ganadora Blue Butterfly. Que para nuestro agrado nos sorprendió con una poesía, sin duda la chica apunta maneras. Aquí os dejo el poema para que disfrutéis de él igual que lo hicimos nosotras.
Primavera. Vuelve
El sol
apagado. El cielo oscuro. El aire blanco. El frío quema. El viento araña.
Nadie
sale. Nadie entra. Todos permanecen dentro cobijados en las hojas.
El rojo
desparece. El blanco oscurece. El amarillo desvanece. El gris aparece.
Mis alas,
se oscurecen. Le salen sarpullidos. Heridas. Moratones. Es el frío.
Mi voz,
se descolorece. Se vuelve morada. Negra. Es el frío.
El
invierno ha llegado.
Los
colores se han borrado, las almas congelado.
Las
sonrisas han desparecido y a las flores han empobrecido.
Parecía
que todas las luces se hubieran apagado, que todos los días fueran de luna en
vez de sol.
De luna
fría, seria y sólida.
Intento
volar. El aire ya no es cálido y ya no abraza ni acaricia mis alas, sino que es
frío y me corta y me araña. No puedo alzarme no puedo volar a penas más allá de
la tierra.
Y si por
si fuera poco, niebla. Blancura borrosa. Y lluvia, pequeñas gotas caen y caen y
cada vez más. Están frías y duras. Y me pesan. Y me obligan a cobijarme.
Se fueron
los colores. Se secaron los pinceles. Se marchitó el paisaje.
Se
borraron las sonrisas. Las alegrías desaparecieron. Las almas felices se
esfumaron. Se evaporaron. Desaparecieron en el aire sin dejar rastro.
Todo es
triste sin ti.
Todo es
gris sin ti.
Todo es
insignificante sin ti.
Primavera.
Vuelve.
Jaz es una participante del blog (la podéis encontrar en la sección de autores y autoras), y por ello no esperábamos menos de su relato. Se puede apreciar en el precioso texto de Jaz, cómo describe perfectamente la visión del árbol que le ha dado el segundo puesto. Y es que la forma de conmover con sus palabras, hace que en tu mente, tome forma el alma del ser vivo que tanto siente y tanto tiene que contarnos. Un trabajo verdaderamente delicado, bonito y elegante como un árbol. Sin más dilación aquí tenéis el relato ganador del segundo premio.
Blog de Jaz: Un jazmín en mi estantería
Adiós y hasta pronto
Si pudiera dar un largo suspiro, lo haría.
Los abetos no tenemos esa capacidad. Pero sí podemos extrañar, amar y tenemos
nuestras preferencias, nuestros gustos. A mí, por ejemplo, me encanta el aire
fresco, el frío que todo lo cura con su manto de sopor, el momento en que la
vida se da un tiempo de descanso para retomar fuerzas cuando llegue la
primavera. Todos adoran a la ruidosa y colorida estación de las flores, pero yo
no. Yo amo al invierno. Y el invierno acaba de irse, me abandona como lo ha
hecho cada año.
¿Y saben qué es lo más difícil de esta
ausencia? Que mis ramas perderán la preciosa cobertura blanca de la nieve. Oh,
preciosa y helada blancura que me acunó en su abrazo, durante los cortos días y
las larguísimas noches en el bosque oscuro y denso. Esto es el amor, por más
que algunos crean que los abetos no tenemos sentimientos, que no podemos
opinar.
Las manadas de lobos que vagan por la
espesura de estas tierras me comprenden, aunque no haya posibilidad de
comunicarnos. Tenemos la misma pasión por el frío y sus ventajas. A ellos les
gusta el adormecimiento que domina a sus presas, la dulce sensación de hundir
sus patas en la mullida nieve mientras caminan, conozco esa sensación a pesar
de que no me mueva. Sé lo que es que la base de mi ser se hunda en la preciosa
blancura. ¿Cómo no amarla con toda mi alma de árbol?
Ahora alguien va a decir que los árboles no
tenemos alma. Sí que la tenemos, y más si se trata de un ser tan antiguo y
sabio como yo. No necesito la humildad si puedo contener entre mis fibras el
secreto de siglos en la silenciosa naturaleza de los bosques del norte. Vuelvo
a decirlo, esto es amor, del más puro y sincero.
Pero ahora mi adorada nieve
se derrite, se convierte en líquido y se me escurre entre las raíces, vuelve a
formar parte de mí y me da su vida para que cuando volvamos a encontrarnos, en
un próximo invierno, yo pueda amarla todavía más. Los rayos de ese sol
impertinente comienzan a colarse entre las ramas de mis compañeros, y yo no
quiero que llegue hasta las mías. Me gustaría conservar a tan preciosa
compañera un poco más.
Pero llega el momento, al final, y sé que
cuando el hielo del lago cercano se convierta en agua otra vez, llegarán los
visitantes oportunistas, en sus canoas, con sus cañas de pescar y sus risas,
sus ropas coloridas, a pisotear los restos de mi adorada nieve. Si pudiera
soltar un sonoro suspiro lo haría.
Pero como soy un alma antigua, sé que esta
primavera que llega, como todas, pasará. El ciclo se renueva una y otra vez, no
debo preocuparme por eso. Porque sé lo que es el amor, y éste siempre espera.
Mi paciencia es inagotable, y lo será hasta el fin de los días.
Por eso te saludo, mi amado invierno.
Adiós y hasta pronto.
Ay, muchas gracias por presentar mi relato ♥ Fue un honor participar. ¡Besos!
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